Windows 10 y sus actualizaciones obligatorias de drivers
La política de actualizaciones obligatorias de seguridad para Windows es una forma conveniente de garantizar que el sistema operativo no se vea afectado por software malicioso. Sin embargo, la extensión de esa política a los drivers es vista con sombras de dudas por muchos usuarios. En particular, hay evidencia de que Windows 10 no comunica debidamente lo que ha o no ha hecho en materia de actualización de drivers.
Quien tenga la experiencia de haber cambiado entre placas gráficas muy diferentes en una misma PC sabe que la desinstalación de drivers desde el Panel de control no siempre es suficiente para asegurar que los controladores realmente se hayan ido. Windows ha ido gradualmente mejorando su capacidad para manejar correctamente los cambios de drivers de hardware, pero aún no conviene deshacerse de aplicaciones de terceros tales como Display Driver Uninstaller (DDU).
En todas las versiones de Windows anteriores a la 10, el uso de DDU en una máquina evita que el sistema operativo identifique y reinstale los viejos drivers cuando se reinicia. Según pruebas independientes, Windows 10 maneja este aspecto en forma diferente. En la nueva ventana de Windows Update que ofrece este sistema operativo, se presenta la opción de actualizar drivers para dispositivos que no están en el sistema. Si, por ejemplo, se remplazó una placa Nvidia por una AMD (o viceversa), aun habiendo usado DDU para limpiar los vestigios de la antigua placa, W10 intentará actualizar los drivers de las dos GPUs.
Si se permite que Windows Update (WU) actualice los drivers de dispositivos que no están en el sistema, luego de los correspondientes reinicios, en la página de visualizar las actualizaciones instaladas se verán tanto los drivers del hardware presente como los del que ya no está.
Aquí es donde las directivas de actualización de W10 presentan un inconveniente: no puede verse cuál driver fue instalado para un componente de hardware (existente o no) debido a que no se ofrece información adicional sobre la versión del driver, ni tampoco se da la opción de recurrir a un artículo de Knowledge Base (WB) en el que se pueda consultar información adicional. No está claro por qué el sistema insiste en intentar instalar drivers para el hardware que ya se quitó de la máquina, particularmente cuando se utilizó una aplicación como DDU para eliminar todos los resabios.
En un mundo perfecto, todas las actualizaciones de drivers funcionarían sin fallas, mejorando el rendimiento del hardware o agregándole funciones. Pero como en la realidad esto no ocurre, W10 debería brindar mayor información de los drivers actualizados. Cualquiera que haya cambiado la placa de video de su PC sin quitar completamente del sistema los drivers de la vieja placa sabe que después los problemas se ven en aplicaciones o juegos que funcionan más lento de lo que deberían, o que directamente no funcionan. La información acerca de los drivers instalados y de sus versiones es fundamental para lidiar con esta clase de inconvenientes.
Está claro que los usuarios que considerarán lo antedicho como un problema serio son pocos. Pero para esos pocos, es un problema bastante grave. Es de esperar que esta cuestión de WU se solucione en una próxima actualización del sistema operativo.